La mujer en el siglo XXI

08.03.2022

¿Dos décadas de avance o de retroceso?

Tal día como hoy, hace 21 años, se presentaba en la Casa de Cultura de Miguelturra mi primer libro: Historias de mujeres. Miguelturra en tres generaciones y un siglo. Su publicación formaba parte de las actividades que el Ayuntamiento había organizado para celebrar el Día Internacional de la Mujer de ese 8 de marzo de 2001.

El objetivo de este libro era "transmitir de forma cercana y sugerente, breves retazos de las experiencias y recuerdos de algunas mujeres de nuestro pueblo, de diversas generaciones, que han ido recorriendo el camino de sus vidas a lo largo del siglo XX, recién clausurado", "observar los cambios que han experimentado, desde la perspectiva femenina, las costumbres, los modos de vida, los valores dominantes de la sociedad" y "apreciar las diferencias entre el ayer y el hoy en distintos aspectos de la vida, como el acceso a la educación, las actividades de ocio, la incorporación al trabajo, las relaciones de pareja y matrimoniales, la maternidad y la familia, la vivienda, los recursos económicos, la higiene y la salud, la participación social y política..." Y se llegaba a la conclusión de que "la situación y la consideración de la mujer en nuestro entorno ha experimentado un progreso considerable a lo largo del siglo XX, sin que ello signifique que no haya muchos aspectos en los que hay que seguir avanzando".

Estas citas están sacadas del Prólogo de este libro, que acababa con el siguiente párrafo: "Vivir anclado en los presupuestos ideológicos del pasado conlleva negarse a la evolución del ser humano. Es necesario adaptarse a las tendencias de cada época. La nuestra tiene como valor fundamental la igualdad de las personas, por encima de consideraciones de sexo, raza, creencia o nacionalidad. Es evidente que siguen produciéndose discriminaciones en razón de todos estos condicionantes. Sin embargo, estamos dando los pasos necesarios para acabar con ellas. La mujer ha protagonizado un imparable avance en este sentido. Y, con ello, nuestra sociedad ha salido ganando. Domingo Sarmiento, escritor y político argentino, tuvo una gran visión de futuro cuando afirmó: "Puede juzgarse el grado de civilización de un pueblo por la posición social de la mujer". Supongo que todos estaremos de acuerdo".

También quiero destacar este párrafo extraído del Epílogo: "Hay que conocer el pasado para conservar lo positivo y no repetir lo negativo, para progresar en el sentido correcto. La mujer, en general, y la mujer de Miguelturra en particular, han ido realizando grandes conquistas a lo largo del siglo XX. Debe afrontar el siglo XXI con la intención de seguir recuperando la desventajosa situación que ha tenido durante toda la historia con respecto al hombre".

Releyendo estos fragmentos, se observa que el nacimiento del siglo XXI traía debajo del brazo un espíritu optimista y esperanzado, que aún resistiría unos años. Pero se inició un periodo sacudido por crisis económicas, medioambientales, sanitarias..., y por desastres naturales y conflictos bélicos que progresivamente han ido dando al traste con el nivel de igualdad de derechos y de avances sociales que se había alcanzado previamente. Este proceso ha llevado al extremo las diferencias económicas, tanto dentro de un mismo país como entre unos países y otros.

Con ellas, se han extremado también las ideologías y las posiciones políticas, y se ha producido un retroceso en la tolerancia con el diferente (ya sea por consideraciones de sexo, raza, creencia o nacionalidad), y en el respeto a la igualdad de derechos y oportunidades. Esto también ha afectado a la evolución de la situación de la mujer: se ha recrudecido el machismo (lamentablemente, de manera especial, entre las generaciones jóvenes), y se ha hecho necesaria una actitud más reivindicativa de los movimientos feministas. La consecuencia es un mayor enfrentamiento entre los extremos y el recorte de las políticas que intentaban reducir los efectos de la violencia de género, con el consiguiente aumento de casos y la alta cifra de mujeres que se convierten en víctimas mortales de esta violencia.

Desde enero de 2003, fecha en que se empezaron a computar estas muertes de mujeres como violencia de género de manera específica, pasan ya de 1130 los casos contabilizados en menos de 20 años, a los que habría que añadir todos los que se han producido a lo largo de las décadas e incluso de los siglos anteriores, y que no constan en esta estadística. Me gustaría que se tomara conciencia de la gravedad de este dato y para ello me gustaría aportar otro que pueda servir como término de comparación: El periodo más trágico del terrorismo en España, que fueron los casi 50 años de actividad de ETA a partir de 1968, causó algo más de 850 víctimas mortales, cifra que espantaría a cualquiera que tenga algo de sensibilidad. Pues en solo un 40% del tiempo el número de víctimas mortales por violencia de género es un 40% más elevado. Esto me lleva a concluir que la denominación más adecuada para este fenómeno de la violencia de género sería la de "terrorismo machista"

Me gustaría que el espíritu optimista y esperanzado con el que comenzamos el siglo se hubiera mantenido o incluso aumentado. Sin embargo, me entristece comprobar que no es así. Sería bueno que, en este Día Internacional de la Mujer de 2022, todos reflexionáramos para ver de qué manera afrontar con más eficacia este problema.

Pedro González Coello

PD: Si alguien está interesado en leer completo el libro que mencionamos al principio de este post, tiene libre acceso a su versión PDF en la pestaña "Libros publicados" de esta página web.

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